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Racing, primer semifinalista de la Copa Libertadores: repitió el triunfo ante Vélez y sueña de la mano de Gustavo Costas
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Martes, 23 de septiembre de 2025

Al igual que en Liniers, le ganó 1-0 en Avellaneda con gol de Santiago Solari, que estuvo en duda hasta último momento.
Espera por Estudiantes de La Plata o Flamengo de Brasil.


El corazón se acelera en las tribunas. Sí, aunque la clasificación es una certeza, y cada uno de los hinchas que llegaron al Cilindro lo expresa a viva voz, esperan por el silbatazo de Esteban Ostojich. Entonces, el ruido del pitazo se transforma en una canción. Por esos jugadores que “dejan la vida por los colores”, como ofrece el estribillo de la popular. Por Gustavo Costas, que se abraza a sus hijos y colaboradores, el líder espiritual de un equipo que ya puede jactarse de hacer historia. Por Racing, claro, semifinalista de la Copa Libertadores después de 28 años por el 2-0 global ante Vélez.

La gente, que se expande de felicidad, pide ganar esa Copa que se conquistó una sola vez, en aquel lejano 1967. Y aunque la victoria está fresca y los jugadores arman una ronda a pura fiesta sobre el campo de juego, exigen que el domingo, “cueste lo que cueste”, haya una victoria aquí mismo, en el derby contra Independiente.

Racing se instaló en esta instancia, donde espera por Flamengo o Estudiantes, con autoridad. Porque enfrente tenía un rival que se la había hecho difícil en Liniers, muy a pesar de jugar con un hombre menos. Sin embargo, en Avellaneda, el único toro fue celeste y blanco. Y Vélez, cuyo técnico había imaginado una cornada en rodeo ajeno con la impronta del Martín Fierro, tterminó eliminado y superado, sobre todo en la etapa inicial.

El gol de Santiago Solari llegó con delay. Porque la Academia -que también había ganado 1 a 0 en la ida- debió ponerse en ventaja mucho tiempo antes, en esa primera etapa en la que su dominio fue abrumador.

Como si necesitara liquidar rápido la serie, impuso condiciones y, a diferencia de otros partidos, jugó con aplomo. Fue un equipo ordenado con un cambio de sistema que sorprendió a propios y extraños: archivó el 4-3-3 que no había funcionado en Liniers y encaró el duelo a bordo de un 4-1-4-1 con el que encontró equilibrio.

Racing jugó concentrado, fue directo, tuvo variantes por afuera y por adentro y generó ocho situaciones en el área visitante. No pudo con Tomás Marchiori, que tapó cinco pelotas, una más difícil que la otra. Y hasta hubo un disparo de Santiago Solari que el arquero manoteó y rebotó en el palo.

Vélez se vio sorprendido e inofensivo. Y aunque jugó con tres puntas bien definidos, nunca inquietó a Facundo Cambeses. Cada vez que sus extremos se lanzaron al uno contra uno, perdieron con su oponente. Imanol Machuca ni cerca estuvo de aquel buen primer tiempo de la semana pasada y Elías Gómez casi no pasó al ataque porque se vio desbordado por Facundo Mura. En este contexto, Michael Santos quedó perdido.

Hubo una clara deficiencia de Vélez, sin dudas, que nunca pudo hacer pie en el medio. Pero también, un mérito de Racing que ganó las divididas, que se lució en las segundas pelotas y en la recuperación. El compromiso colectivo fue notable. Y entre todos, se destacó Santiago Sosa, el soporte del medio, que anticipó siempre y la jugó redonda para el compañero.

Marchiori resultó la figura al cabo de los cuarenta y cinco minutos iniciales. Tapó un tiro de media distancia de Agustín Almendra, muy inteligente para manejar la pelota, y dos cabezazos, uno de Solari y otro de Franco Pardo, ambos a partir de dos tiros de esquina de Gabriel Rojas. Y un tirito de Conechny. Después, lo perdieron Solari y el propio Conechny abajo del arco. Maravilla Martínez, está vez, fue el conector de cada jugada.

En el segundo tiempo, Guillermo Barros Schelotto entendió que el problema estaba en la zona neurálgica. Entonces, metió mano en el banco. Entraron Tobías Andrada y Manuel Lanzini. Y Vélez tuvo una mejor sintonía en simultáneo con una postura más contragolpeadora de Racing.

Y en los primeros quince minutos, tuvo chances para igualar la llave. Lanzini lo perdió por centímetros. Pero la jugada más clara fue el remate de Machuca que Cambeses amortiguó y salvó en la línea de sentencia. El asistente corrió a la mitad de la cancha, Ostojich marcó el gol, los jugadores visitantes festejaron, pero intervino el VAR y quedó claro que la pelota no había cruzado toda la raya.

Fue un susto para Racing, que mejoró con los cambios. Ingresaron Matías Zaracho y Nacho Rodríguez. Y se afirmó el equipo. Hubo lucha en el medio y los intentos de Vélez chocaron contra una defensa muy sólida, asistida por un impasable Sosa.

El propio Sosa casi abre la cuenta con un cabezazo que pegó en el travesaño. Hasta que llegó el saque de costado de Rojas, el rechazo de Agustín Bouzat que volvió al pie del lateral, que gambeteó entre tres rivales, metió el centro atrás y Solari, por detrás de todo, empujó al gol.

No le quedó resto a Vélez. Y Racing, impulsado por su gente, logró su cuarta victoria consecutiva, un pase que esperó durante tres décadas y una fe como nunca antes en más de medio siglo.


Martes, 23 de septiembre de 2025

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