Dicen que son “dueños de la tierra hasta que se demuestre lo contrario” y que hasta el momento nadie se acercó a reclamar esos terrenos. Tras la relocalización de 65 familias en los barrios Patono e Independencia, coparon la zona.
Hace una semana que 55 familias del barrio Caridi permanecen en terrenos inundables ubicados en la bajada de la Costanera Sur. Sus delegados indicaron que están a la espera de censistas, como había ocurrido en otros asentamientos, y aseguraron que no tienen viviendas. En el sitio, construyen con celeridad sus ranchos, por temor a inclemencias del tiempo o a una subida del río. Por su parte, agentes de la Policía de Corrientes custodian la zona de obras delimitada para la construcción de la futura avenida Jorge Romero.
Habiendo finalizado el traslado de unas 65 familias que vivían en los barrios Arazaty y Caridi –tarea que estuvo enmarcada en el proyecto de extensión de la avenida Jorge Romero– unas 55 familias del barrio Caridi se ubicaron en terrenos lindantes a la zona de obras y dicen que están dispuestas a “resistir”, porque nadie reclamó los terrenos hasta el momento y tampoco están dispuestas a vivir “en casas ajenas”.
“No nos moveremos de aquí. No queremos plazas ni espacios públicos, acá hace falta casas", expresaron. El nuevo asentamiento se conformó en la zona baja de la Costanera Sur, al finalizar el paseo costero. Sobre la barranca se divisa a las familias que trabajan organizadas para avanzar con celeridad en la construcción de viviendas precarias. A un costado, obreros ya trabajan en la delimitación y tareas de base para la construcción de la avenida que unirá la Costanera Sur con la avenida Teniente Ibáñez.
En contacto con La República, señalaron que antes de llegar al lugar, vivían en casa de sus padres o suegros, con hermanos e hijos, y ya no están dispuestos a seguir en la misma situación.
Asimismo, garantizaron que no les interesa invadir la zona de obras, sino solo esos terrenos que no tienen dueño y “en algún momento, años atrás, ya fueron pensados para la construcción de viviendas”.
En ese sentido, expusieron un proyecto de ley de 1992. Con ese papel en su poder, defienden la idea de permanecer en el lugar.
“Vamos a pelear por estos terrenos, necesitamos una vivienda y esta zona estaba abandonada”, dijo una de las voceras, María Ferrari, quien sí tiene una casa en el barrio Caridi, pero colabora con sus vecinos en el contexto de la situación.
Una de las mujeres que construye en el lugar, sostuvo que trabajan día y noche para terminar de levantar los ranchos “cuanto antes, por miedo a que llegue una lluvia o suba el río y tape todo”.
Mientras los jóvenes, aunque también embarazadas, cavan los pozos para los postes, mujeres y niños se mantienen en alerta y custodian el predio, “para que no vengan okupas de otros barrios ya que la situación está muy complicada”.
Miércoles, 12 de septiembre de 2012