El año próximo el club de la Ribera tiene como objetivo finalizar las obras del estadio y poder hacer de local en su propia casa. La meta dirigencial relegaría lo futbolístico, justo de cara a un semestre en que el promedio puede pasar factura.
El progreso, cuando es bien logrado, es positivo. Y Boca Unidos de eso sabe, y mucho, incluso se lo puede tomar como ejemplo si de trabajo dirigencial se trata. Prueba de ello son sus logros deportivos e institucionales, esos que fueron de la mano en los últimos años y colocaron a Corrientes nuevamente en la elite del fútbol argentino.
Pero hoy los pasos del club de la Ribera no van de la mano, porque una sana ambición apunta a terminar con el despilfarro de dinero que le significa al Aurirrojo el alquiler del estadio de Huracán Corrientes –donde hace de local en el torneo de ascenso– y finalizar los trabajos para poder jugar en el reducto “Leoncio Benítez” a la vera de la ruta Nº 12.
Este crecimiento institucional relegará –ya lo hace en la actualidad– lo deportivo y el horizonte aurirrojo puede pasar de claro a oscuro. El propio titular de Boca Unidos, Alfredo Schweizer, declaró que el plantel “no tendrá incorporaciones, a no ser que se den bajas importantes”.
Lo cierto es que, a corto plazo, el conjunto que hoy comanda Carlos Trullet tendrá lidiar con los números, esos números de los que siempre estuvo alejado Boca Unidos, los promedios.
El panorama entonces marca que la prioridad es institucional, finalizar las obras del estadio del 17 de Agosto, mientras que en lo deportivo habrá que “arreglarse con lo que hay”. La apuesta parece no negativa, pero sí riesgosa, porque hay un antecedente inmediato en el plano futbolístico que señala que el Aurirrojo no obtuvo respuestas “con lo que hay” e incluso deglutió un entrenador como Claudio Úbeda.
Con estadio propio, pero sin necesarios refuerzos, Boca Unidos encarará 2014 con solo 21 puntos que lo ubican por sobre Villa San Carlos, Aldosivi y Douglas Haig de Pergamino en la tabla de posiciones.
La pobre campaña lo dejó en caída libre en los promedios, hoy teniendo un coeficiente de 1,268 que lo mantienen fuera de zona de descenso solo por sobre Talleres de Córdoba con 1,190; Douglas Haig de Pergamino 1,189; Aldosivi de Mar del Plata 1,185; Gimnasia de Jujuy 1,113 y Villa San Carlos 0,476.
Ante esta realidad en números, habrá entonces que “arremangarse” para un semestre que demanda respuestas en el plano deportivo. Estará en la mano del entrenador, Trullet sacar adelante el “proyecto” Boca Unidos en el plano futbolístico y en un ámbito institucional en el que sus pedidos, los cuales hizo al finalizar la primera parte del certamen, en principio no serían escuchados.
En materia dirigencial la apuesta no es negativa ni mucho menos, pero no deja de ser arriesgada. El sueño de la casa propia para Boca Unidos es materia pendiente, pero sería más positivo que no se opacara con un descenso de categoría.
La prioridad es el estadio, y así lo aclaró el titular aurirrojo. En lo deportivo solo se harán incorporaciones en caso de que se produzcan bajas relevantes en el plantel –aún no se dio, pero habría jugadores importantes que podrían emigrar–.
La cuestión será entonces que en la jugada Boca Unidos salga victorioso en todos los ámbitos, tanto en lo institucional pudiendo estrenar su estadio allá por mayo como se anunció, pero además disfrutando de buena salud en el torneo de la B Nacional, ese que hoy no lo tiene como el protagonista de otros años pero que además le hace mirar un tabla en la que nunca había competido desde su estadía en la segunda categoría, la del descenso.
Que se cumplan las dos cuestiones marcarán una vez más el progreso del club, y podrá retomar el sendero en el que lo institucional y lo deportivo van de la mano.
Jueves, 26 de diciembre de 2013
